Los Houston Texans traen un gran nombre con Stefon Diggs. Pero tanto atléticamente como jugador de equipo, Diggs tendrá que reinventarse para ayudar al equipo, un comentario.

Los Houston Texans siguen mejorando. Después de numerosas incorporaciones defensivas y del corredor Joe Mixon, Stefon Diggs, uno de los receptores abiertos más consolidados de la NFL, llega a Houston.

Después de su sorprendentemente buena carrera en los playoffs del año pasado, a primera vista hay mucho que sugiere que los Texans estarán en lo más alto de la AFC la próxima temporada con Diggs. Pero en un segundo vistazo, el intercambio de Diggs tiene un potencial peligrosamente alto de ser contraproducente.

Sí, Diggs ha sido uno de los receptores más productivos de la liga en los últimos años. Y eso a pesar de que las defensas contrarias lo cubren repetidamente. Es más, la elección de segunda ronda que los Texans dieron por Diggs fue un retorno comparativamente favorable, limitando el riesgo.

Sin embargo, su forma ha ido en declive últimamente: Diggs jugó su temporada más floja hasta la fecha con los Buffalo Bills en 2023. Aún así fue suficiente para unas decentes 1.183 yardas de recepción y ocho touchdowns. Sin embargo, el receptor estrella luchó repetida y públicamente con su papel cada vez más reducido en el plan ofensivo de los Bills. Josh Allen le lanzaba cada vez con menos frecuencia. A veces, Diggs ni siquiera estaba en el campo en una de cada dos jugadas ofensivas.

Stefon Diggs: La consecuente caída en playoffs como punto bajo

La última vez que Diggs superó las 100 yardas de recepción en un partido fue en octubre de 2023. Se fue sin touchdown en sus últimos siete partidos con Buffalo. Curiosamente, el tramo menos productivo de Diggs en los últimos cinco partidos de la temporada regular fue también el mejor tramo de la temporada para los Bills, que encadenaron cinco victorias consecutivas.

El punto culminante negativo para el receptor: cuando por fin se le volvió a llamar como receptor de pases en el partido de desempate contra los Kansas City Chiefs, soltó un pase con potencial de touchdown en el minuto 24:27 y sentenció así el partido. El error dio la razón a sus críticos: por muy impresionantes que hayan sido sus números en la temporada regular a lo largo de los años, Diggs ha tenido repetidamente actuaciones decepcionantes en los playoffs.

Pero lo que debería preocupar aún más a los Texans que el declive atlético de Diggs es su comportamiento. Una y otra vez, el receptor dio rienda suelta a su ira: en ruedas de prensa, dijo que estaba «muy frustrado», pero que su baja productividad no se debía a él y que gritaba «la palabra con F» en el banquillo en vista de su decreciente influencia.

También se enzarzó en una batalla de palabras con su quarterback Josh Allen en la banda. Si Diggs y Allen todavía tenían una buena relación se convirtió en un tema constante en las rondas de medios de los Bills.

Stefon Diggs y C.J. Stroud: Una cuestión de química

Tres días antes de su traspaso, Diggs le dio a Allen otra sobre X: Respondiendo a un post de un usuario que decía que Diggs no era esencial para el éxito de Allen, contestó sugestivamente con: «¿Estás seguro?».

Así que el divo Diggs se trae consigo a Houston un montón de posibles conflictos. C.J. Stroud es un joven mariscal de campo bajo contrato allí que viene de una deslumbrante temporada de novato, pero todavía está muy lejos del estatus establecido de Allen en la NFL. Si las cosas no van según lo previsto para el nuevo receptor estrella, podría envenenar el ambiente en su propia ofensiva, como ya hizo en Buffalo -y anteriormente con los Minnesota Vikings-.

Sobre todo porque la competencia de Diggs es bastante impresionante: Nico Collins (25 años, 8 touchdowns en 2023) y Tank Dell (24 años, 7 touchdowns en 2023) están en su mejor momento en el fútbol americano y pueden esperar legítimamente obtener muchos snaps en la próxima temporada. El nuevo fichaje Diggs, por su parte, tendrá 31 años la próxima temporada.

Diggs necesita mejorar: atléticamente y, con Stroud como nuevo quarterback, también como jugador de equipo. Sólo entonces podrá convertirse en un golpe de suerte para los Texans.