Terry McLaurin y los Washington Commanders siguen inmersos en una disputa contractual, y el receptor estrella no participa en los entrenamientos. Para el coordinador ofensivo Kliff Kingsbury, esto se está convirtiendo poco a poco en un problema.

La saga de la NFL en torno a Terry McLaurin y sus negociaciones contractuales, hasta ahora infructuosas, con los Washington Commanders sigue ocupando a la franquicia y está empezando a tener repercusiones directas en el ámbito deportivo.

El jugador de 29 años aún no ha pisado el campo durante el campamento de entrenamiento, lo que complica cada vez más la vida al coordinador ofensivo Kliff Kingsbury. En consecuencia, Kingsbury ha aumentado la presión sobre su receptor estrella.

«Ahora estamos en un punto en el que tenemos que alinear a los chicos tan pronto como estén disponibles y reunirlos para ver dónde estamos como ofensiva», dijo Kingsbury al margen de una sesión de entrenamiento, cuando se le preguntó directamente por la situación de McLaurin.

Solo quedan tres semanas para el inicio de la temporada regular, pero no se vislumbra una solución. McLaurin no quiere empezar la temporada con un año de contrato y, por lo tanto, sin garantía a largo plazo. A finales de julio, pidió un traspaso, lo que provocó una nueva escalada, pero desde entonces no ha pasado gran cosa.

El tiempo corre en contra de los Commanders

Aunque el receptor está presente en el campo de entrenamiento, ha sido incluido en la lista PUP. Sin embargo, es cuestionable si McLaurin está realmente lesionado o si se trata más bien de un acto formal. Hay varios indicios que apuntan a lo segundo.

En cualquier caso, una cosa está clara: cuando un elemento fundamental de la ofensiva no participa en los entrenamientos, eso es un problema para cualquier equipo. Se trata de automatismos, de ensayar jugadas y también de la propia forma física del jugador.

Sobre todo porque el quarterback Jayden Daniels necesita todo el apoyo posible antes de su segundo año, ya que es de suponer que las defensas han estudiado a fondo la espectacular ofensiva de Kingsbury de los Commanders del año pasado y saben exactamente qué hacer para detenerla.

Por eso, Washington también tiene que desarrollar nuevas ideas para hacer más flexible su ofensiva. La ausencia de un jugador clave es una gran desventaja para la implementación. El tiempo corre en contra de Washington, Kingsbury y McLaurin.