El último partido de pretemporada de los Cleveland Browns demuestra que Shedeur Sanders causa demasiada inquietud incluso como cuarto quarterback. El equipo debería tomar medidas.

Solo Kevin Stefanski y su equipo técnico de los Cleveland Browns saben si las acusaciones son ciertas. ¿Le ha quitado a propósito a Shedeur Sanders su gran oportunidad en la NFL?

El hecho es que, en el último cuarto del partido de pretemporada contra los Los Angeles Rams, sacó a Sanders del campo y dejó entrar a Tyler Huntley. Este último llevó al menos a los Browns a distancia de gol de campo, lo que les permitió ganar el partido por 19-17.

Huntley, sin embargo, ya es historia. Los Browns se han desprendido de él. ¿Y Sanders? Su futuro aún está por decidir.

Con el quarterback titular (provisional) Joe Flacco, Kenny Pickett, Dillon Gabriel y Sanders, cuentan con cuatro quarterbacks en la plantilla, a los que se suma el lesionado Deshaun Watson.

Aunque no se descarta oficialmente comenzar la temporada con cuatro quarterbacks, este escenario sería muy sorprendente. Cuatro pasadores son, en realidad, uno de más.

Sanders mostró un gran potencial en el primer partido de pretemporada contra los Carolina Panthers, pero no pudo confirmarlo después.

Jugó bien, sin destacar especialmente. Eso es demasiado poco para un quarterback que causa tanto revuelo en los medios. Nadie quiere tener en la plantilla a un segundo o tercer quarterback que acapare más atención pública que los titulares.

A lo largo de toda la temporada, sería difícil que no hubiera una rueda de prensa en la que se hicieran preguntas sobre Sanders, independientemente de si juega o no.

Es muy posible que Stefanski tuviera esto en mente cuando sacó a Sanders del partido.

Si hubiera terminado la pretemporada con una gran actuación, habría sido más difícil justificar su salida. Ahora, Sanders se enfrenta a un partido muy irregular, en el que completó tres de seis pases para solo 14 yardas.

Nadie quiere un quarterback suplente que se meta en el protagonismo

En lugar de destacar en el campo, prefirió protagonizar él mismo el espectáculo.

El mejor ejemplo: en su debut en la pretemporada, entró en el estadio acompañado por una persona que llevaba un altavoz y ponía música de Sanders. ¿Quién quiere un quarterback suplente que siempre acaba siendo un egocéntrico?

A esto se sumaron otros incidentes: Sanders conducía demasiado rápido y se peleó con un periodista.

Si Sanders se quedara en la plantilla, el malestar estaría garantizado en el futuro. Y eso en Cleveland, donde solo con el caso de Deshaun Watson ya ha habido más escándalos que momentos destacados en el ámbito deportivo.

Probablemente sea mejor tener a Dillon Gabriel en la recámara, que fue elegido en tercera ronda, dos rondas antes que Sanders, y que, a pesar de ello, solo es una nota al margen en los medios de comunicación.