Los New York Jets han firmado contratos a largo plazo con sus jóvenes estrellas Garrett Wilson y Sauce Gardner. Tras todos estos años de caos, se están sentando las primeras bases del nuevo régimen. Un comentario.
Los New York Jets han enviado un mensaje claro con las renovaciones a largo plazo, aunque costosas, del wide receiver Garrett Wilson y el cornerback Sauce Gardner: ¡el futuro pertenece al núcleo joven!
Estas decisiones, que vinculan a Wilson con un contrato de cuatro años por 130 millones de dólares (90 millones garantizados) y a Gardner con un contrato récord en la NFL por 120,4 millones de dólares hasta 2030 con los «Gang Green», son precisamente el paso adecuado para traer por fin tranquilidad y esperanza tras años de inestabilidad y decepciones. Esperanza de un futuro más exitoso.
New York Jets: el fichaje de Rodgers, el punto más bajo por ahora
Las últimas temporadas bajas han sido un campo minado de decisiones erróneas para los Jets. El punto más bajo fue sin duda el fichaje de Aaron Rodgers en 2023, que en su momento se celebró como un gran golpe maestro, pero que resultó ser un completo fracaso.
Rodgers, futuro miembro del Salón de la Fama, no logró dar el giro esperado ni en lo deportivo ni en lo cultural. Su rendimiento fue decepcionante (en 2024, un QBR de 48,2, el segundo peor de su carrera) y las tensiones con jóvenes estrellas como Wilson dañaron el espíritu de equipo.
A esto se sumaron las decisiones cuestionables del entonces director general Joe Douglas, como el caótico despido del entrenador Robert Saleh tras la quinta semana de la pretemporada y una ofensiva que, bajo la dirección del coordinador ofensivo Nathaniel Hackett —un antiguo compañero de Rodgers, por cierto—, se derrumbó casi por completo en dos años. El despido de Douglas fue la consecuencia lógica de una gestión que había llevado a los Jets a un callejón sin salida.
New York Jets: ¿Con Mougey y Glenn hacia la tierra prometida?
Con la nueva dirección del entrenador jefe Aaron Glenn y el director general Darren Mougey, la franquicia toma ahora un rumbo diferente.
Las renovaciones de Wilson y Gardner, ambos procedentes de la potente promoción de 2022, son una apuesta por una estrategia sostenible: mantener a largo plazo a jóvenes talentos contrastados, en lugar de apostar por soluciones caras y a corto plazo como Rodgers.
Wilson, que a pesar de haber tenido siete quarterbacks diferentes en tres años ha conseguido constantemente más de 1000 yardas de recepción, y Gardner, considerado uno de los mejores cornerbacks de la liga, son los pilares de una nueva era. Sus contratos, que no afectarán al límite salarial hasta 2027, dan a los Jets flexibilidad financiera para seguir configurando la plantilla del futuro.
El despido de Rodgers y el fichaje de Justin Fields, un quarterback con potencial y un pasado universitario junto a Wilson, aportan aire fresco. La movilidad de Fields y la orientación ofensiva de Glenn, que quiere pasar el balón a Wilson «tantas veces como sea posible», podrían desatar por fin el ataque.
En defensa, la presencia de Gardner en un esquema basado en blitz de Glenn y el coordinador defensivo Steve Wilks es motivo de optimismo: puede cubrir a cualquier receptor de la liga en un uno contra uno si es necesario.
Tras años de temporadas caóticas, marcadas por las lesiones, la falta de cohesión del equipo y un liderazgo disfuncional, estos contratos ofrecen una oportunidad de estabilidad. Con Wilson y Gardner, los Jets han encontrado en el draft dos líderes que pueden cambiar la cultura no solo en el campo, sino también en el vestuario.
Si además los jugadores seleccionados en el draft de este año, como el tackle ofensivo Armand Membou y el tight end Mason Taylor, dan la talla y Fields da un impulso a la ofensiva, los Jets podrían por fin disfrutar de una temporada tranquila y exitosa en 2025.
Es un paso valiente que demuestra que los Jets apuestan por el futuro. Y esta vez por los caballos adecuados, es decir, los propios.
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